martes, 18 de diciembre de 2012

El Apocalipsis: 21 de diciembre, el fin del mundo.



Este viernes se acaba el mundo. Vosotros lo sabéis y yo lo sé. Así que casi no compensa escribir la carta a los Reyes y con lo que vale el sello, que ya cuesta, nos tomamos una caña, que sabe mejor.
El mundo termina, sonarán las siete trompetas del Apocalipsis, habrá truenos, rayos, misteriosas voces, granizo y un terremoto. Después fuego y sangre que serán lanzados contra la tierra, las montañas se precipitarán al mar y el mar se convertirá en sangre, la estrella Ajenjo caerá sobre la tierra y se llevará la tercera parte de los ríos y las fuentes de agua que se volverán amargas… como el ajenjo. Y eso sólo será el principio, porque si queréis encontrar los datos completos podéis leerlos en el Apocalipsis de San Juan, el cual empieza diciendo: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”… a lo cual yo me pregunto, ¿de qué tamaño sería su reloj? Porque parece que el libro fue escrito en torno al siglo I d. C. Y ese “tiempo que se acerca” suena como los cinco minutos de mamá, cuando te dejaba en el coche esperando.
Ahora, después de 5.125 años, nos vienen con la canción de que llega el apocalipsis de los mayas… teniendo en cuenta que para ellos el fin del mundo llegó hace más de 300 años y de que, con toda su inteligencia y sabiduría, no fueron capaz de predecir (y en caso de que sí lo fueran, no fueron capaces de hacer nada para ponerle remedio) su propio final… como adivinos y profetas me dan más bien poquita confianza.
Pero bueno, seamos crédulos y demos un voto de confianza a las artes que desconocemos. En fin. A nosotros, los que seguimos el calendario de Justiniano, un día nos pareció bien marcar el año cero a cuento del nacimiento de Jesús, quien además nació en marzo, pero también nos pareció bien elegir el 31 de diciembre con fecha de inicio y final del año. Y cuando pasaron dos mil años a partir de ese momento elegido aleatoriamente… nos entró pánico pensando en el “efecto dos-mil” que acabaría con nuestro mundo “conocido”… después de haber pensado que 1999 sería el último año del mundo por otra revelación de la biblia sobre algo que escribió San Juan y que no pudo terminar porque un ángel le robó la pluma (dato que nunca he podido contrastar por más que he buscado y releído la Biblia)…
En fin, igual que nos pasa cada vez que la cuenta de una u otra civilización llegan a un número redondo en el cómputo de su tiempo, también nos pasa cuando el cómputo maya llega al final de su ciclo. Y digo nos pasa, porque a los mayas les tiene muy sin cuidado este tema, a estas alturas. Ellos, dividían el tiempo en diferentes segmentos cronológicos (como nosotros en días, semanas, meses, años, lustros, etc.)  así pues el día 21, acaba un ciclo de 5.125 años, que era el segmento cronológico más grande que ellos manejaban (nuestro milenio); el final del decimotercer bakún (grupos de 150 años). ¿Qué pasa al día siguiente? Que es algo así como 1 de enero… otra vez. Y empezamos a contar otra vez. Tan grave y tan sencillo como eso.
En cuanto a las profecías, que eso ya es otro cantar. Tan sólo prometen un gran cambio y como todos los cambios, será bueno. ¿Es que acaso podemos ir a peor? Con semejante crisis… sí, han hecho hincapié en que seamos más respetuosos y conscientes con el tema del medio ambiente, pero sobre todo con un cambio en nuestra conciencia. Y es que como no pensemos de otra manera y empecemos a actuar como un grupo, en lugar de dejarnos arrastrar por cuatro tarados codiciosos que sólo están preocupados por la cantidad de dinero que nos van a seguir robando… no vamos a salir de la crisis jamás. De hecho la última profecía, la que está por cumplirse, termina diciendo: “a partir de sábado 22 de diciembre del año 2012 todas las relaciones estarán basadas el la tolerancia y la flexibilidad, pues el hombre sentirá a otros como otra parte de si mismo.”
Si esto es así… por mí, encantada. ¿Dónde hay que firmar? Pero esto sólo les ocurrirá a los hombres que estén en una frecuencia de vibración alta. Es decir, el grueso de la población ni se va enterar y tristemente, el 23 de diciembre estaremos preocupados por hacer las últimas comprar para pasar una Navidad, a la antigua usanza. ¿Qué le vamos a hacer? En cualquier caso, Feliz cambio universal y de conciencia a todos, disfrutadlo lo más posible.  

jueves, 6 de diciembre de 2012

Sant Nicolaus y el Krampus


San Nicolás y el krampus

En Austria, una peculiaridad muy simpática es que en lugar de celebrar los Reyes Magos de Oriente, los que visitan a los niños para recompensarles por su buena conducta son San Nicolás y su amigo el Krampus.
El santo, que viste de verde y viene ataviado como un auténtico obispo, hace su aparición la noche del 5 de diciembre y se celebra su llegada con desfiles y fiestas. Esta noche los niños deben portarse muy bien, limpiar sus zapatos y dejarlos en la puerta de la casa. Además pueden escribir poemas, cuentos e incluso canciones para hacer méritos si no están muy seguros de haberse portado del todo bien.
Acompañando a San Nicolás, viene una especie de demonio, peludo, con cuernos, algo terrible, espantosamente feo y que da muchísimo miedo. Él se encarga de los niños que se han portado mal y, en el mejor de los casos, no les dará ningún regalo, sino carbón… en el peor, los meterá entro de su saco y se los llevará, no sabemos a dónde.
Por eso es costumbre disfrazarse con máscaras horrendas y recibir al santo haciendo mucho ruido, para que el Krampus y los demás espíritus malvados, se asusten y no se acerquen por la ciudad.
San Nicolás, según la tradición, traía manzanas, frutos secos y algunos dulces para los niños, poco a poco, se ha ido evolucionando, se les regalan dulces igualmente, pero también algún que otro juguete o incluso un pequeño aguinaldo para que lo gasten en los mercadillos de Adviento.
La fiesta es de lo más divertida y hay un ambiente entrañable. Los niños están inquietos y temerosos, pero el día 6, todo son risas y felicidad. Todos tenemos nuestro trocito de chocolate con la figura del santo o del Krampus incluso y si hemos sido muy, muy buenos, también un poco de Gluwein, vino caliente, o de ponche navideño.

viernes, 30 de noviembre de 2012

24 regalos para Navidad



Hoy os dejo sólo recadito con una buena noticia para que estéis entretenidos el mes de diciembre y no digáis que este año no os han regalado nada.
Nuestros amigos de Hostelbookers están de fiesta, celebrando el Adviento de una forma muy divertida y es que van a sortear desde mañana hasta navidad, un regalo cada día.
Me encanta esta iniciativa porque no sólo ofrecen la posibilidad de viajar, con la que está cayendo, con alojamientos de calidad y tiradísimos de precio, sino que, como a los niños, eso de los regalos siempre me hace muchísima ilusión. Es lo más divertido. Yo creo que se me hace feliz con un boli, pero no, van a sortear iPad 3, iPhone 5, cámaras digitales, y mejor aún, billetes de avión y muchos otros premios relacionados con lo que más nos gusta: el turismo.
Las bases del concurso son muy facilitas. ¿Conocéis los calendarios de Adviento? Que están llenos de casilleros y cada día hay que abrir uno para descubrir la sorpresa escondida. Pues igual. Cada día hay una pregunta detrás de un casillero y hay que contestarla, pero casi es mejor que leáis las bases directamente en su página de Facebook y así podéis empezar a jugar inmediatamente.
En fin que no os lo repito, que os deis prisa que esto empieza ya mismo. Mucha suerte a todos. 

martes, 25 de septiembre de 2012

Cómo la caña de azúcar se convierte en ron


¿A quién no le gusta beber ron? Pero no uno cualquiera, uno bueno. ¿Y a quién no le gustaría beberlo en la misma Hacienda en que lo producen?, ¿En Venezuela?, disfrutando del clima, de la gastronomía y de una naturaleza y un paisaje fuera de lo normal. Estoy hablando naturalmente del Ron Santa Teresa de Venezuela.
La idea es la siguiente. La CNN hace unos días eligió como una de las diez mejores rutas del mundo dentro de las marcas de destilados, la ruta del Ron Santa Teresa. A través de la propia Hacienda de Santa Teresa en Venezuela, donde se fabrica este licor.
Es una ruta bastante original, que te lleva en un trenecito por toda la Hacienda, recorriendo cada punto importante. Empiezas probando la caña de azúcar, recién cortada, tan dulce y tan jugosa… después puedes ver cómo fermentan el mosto, como se convierte en melaza, cómo se obtienen los diferentes tipos de alcohol. Es muy divertido y muy instructivo, dicho sea de paso.
Luego te muestran los talleres donde los artesanos toneleros construyen los barriles, donde se esconde la magia que convierte la melaza en ron. Allí huele a madera maciza y es una sensación muy entrañable.
Una vez que nos sabemos más o menos el procedimiento, es hora de las clases teóricas, es decir, de aprender lo que es realmente importante y lo que n o lo es en un licor, lo que diferencia un buen ron de uno malo. Para esto, el Salón de Catas Trepiche, donde los enólogos nos dan un baño a través de las sensaciones de nuestros cinco sentidos para que tengamos una noción lo más aproximada posible de las características organolépticas del producto. Para que podamos disfrutar a muchos más niveles, en definitiva. Y una vez que nos sabemos la teoría y hemos visto cómo se pone en práctica, nos nombran embajadores del Ron de Venezuela, para que nosotros mismos podamos poner en práctica nuestros conocimientos y, en la medida de lo  posible, predicar con el ejemplo, allá por donde vayamos.
La guinda la pone una divertida degustación de cócteles y tragos de ron, para que sepamos bien de lo que estamos hablando cuando ejerzamos nuestra labor de embajadores…
Es una experiencia divertida y educativa, pero sobre todo, a mi juicio, de lo más original, que deberíamos incluir todos en nuestra visita a Venezuela.

sábado, 15 de septiembre de 2012

El picnic más sexy. Al desnudo


Por increíble que parezca, Viena es una ciudad rodeada por lagos en los que se puede nadar y disfrutar de un día casi de playa. 
Claro que esto también se puede hacer en el Danubio, en la parte de la Isla del Danubio, pero los lagos siempre resultan más entrañables y más tradicionales. La mayoría están gestionados por el Estado o alguna entidad privada, que se encarga de cobrar un precio por entrar a cambio, supongo, de mantener el área limpia o algo por el estilo.
Sin embargo, también hay lagos públicos. Que paradójicamente también están limpios, son tranquilos y parece que básicamente iguales a los otros, pero gratis.
Algunos de estos lagos, que además admiten la presencia de animales (en los de pago no y no comprendo porqué) son nudistas. Yo descubrí uno de estos lagos por azar. Tratando de encontrar un sitio del que disfrutar del día en compañía de mi amiguita de cuatro patas.
Un sitio estupendo. Lleno de gente de lo más amable. Al principio, no voy a negarlo, me sorprendió un poco ver que prácticamente nadie estaba usando su bañador y que no estaba indicado en ninguna parte como zona nudista, pero en seguida me di cuenta de que aquella gente estaba muy al margen de lo que hicieran y pensaran o no los demás, que les daba incluso igual si los demás practicaban a su vez el nudismo o no, de si venían con un perro o con un loro y de si querían comer o preferían beber. De donde se desprende que el hecho de bañarse completamente desnudos en este lago es una opción personal y de ninguna manera obligatoria. Pero la convivencia y el respeto son absolutos.
Juncos rodeando un pequeño lago. Pasarelas de madera, muelles para lo que en algún momento debieron ser barcas, pero que ahora no hay. Sol y árboles frutales por aquí y por allá. Un paisaje precioso.
Un lugar en el que se respira una paz y una tranquilidad tales, que incluso hay patos campando a sus anchas por todas partes. Ignorando deliberadamente a cuantos humanos se cruzan en su baño diario. Es gente amable y divertida. La media de edad, es cierto, que es un poco alta. No hay demasiada gente joven, pero eso tampoco impide que aparezca alguna familia con niños que harán un picnic en absoluta harmonía con cuanto los rodea.
La experiencia, lejos de ser algo sexy, es absolutamente diferente. Es mucho más mística de lo que parece, porque el contacto con la naturaleza se hace absoluto y la lección a aprender es el hecho de que cada uno pueda ejercer su voluntad libremente, yendo desnudo en pleno bosque sin que eso afecte o moleste a nadie. Ni a los propios patos.  Y que si tenéis ocasión, desde luego os invito a que probéis en vuestra visita a Viena.

domingo, 12 de agosto de 2012

Cucut Biz Bar. El de toda la vida


Hace unos días he hecho un descubrimiento de lo más interesante en el barrio barcelonés de Hostafrancs. Por lo visto es un sitio con solera centenaria, que ha reabierto sus puertas hace tres años. Pero yo, lo acabo de descubrir. Y me ha gustado tanto que os lo voy a contar para que podáis disfrutarlo en persona, la próxima vez que hagáis una escapada a la Ciudad condal… los que no vivís allí, claro.
Es uno de esos sitios en los que uno, nada más entrar, se siente a gusto. Tiene un ambiente de lo más agradable y los precios son de los de ahora, “de crisis”. Aunque la calidad está muy por encima de esos precios, lo que quiere decir, que es el sitio perfecto para salir de cañas y pasar toda la tarde de buen rollo con los amigos.
Sus actuales dueños, Rafa y Carlos, me comentaron que antiguamente existía la peña Cucut y que organizaban excursiones usando el bar como base de operaciones. Actualmente esa es una de las tradiciones que se quieren rescatar. ¿Os acordáis de cuando “bajar al bar” al estilo Friends, era sinónimo de encontrar a los amigos? Y que siempre nos encontrábamos. Desde que no tenemos un duro, parece que sólo podemos ver a los amigos en el Facebook.
De hecho, la intención de sus dueños es esa, que sea un sitio absolutamente cercano en el que estemos mejor que en casa y el gran secreto es que ellos mismos lo regentan como si fuesen clientes, sirven todo lo que a ellos les gusta comer o beber, como les gusta que les traten, horario ininterrumpido, dedican mucho tiempo a que el ambiente sea amistoso y distendido y ofrecen una relación calidad-precio mejor que buena.
La pena es que no hay cocina, así que sólo se pueden tomar tapas. Esos sí, ¡Qué tapas! De impresión. Pero vamos que tampoco hace falta que os lo cuente… podéis ir y comprobarlo en persona, que siempre es más divertido.
La terraza está abierta todo el año y el bar tiene una zona a la entrada, con taburetes y grandes barriles de madera, a modo de mesas y un saloncito interior con 5 mesas. Es el sitio ideal para una pequeña gran celebración o para irse a ver un buen partido de fútbol.
Vamos que no os digo más. Os dejo el link para que podáis echar un vistazo por vuestra cuenta y me contéis qué os ha parecido. Cucut Biz Bar.

viernes, 13 de julio de 2012

España. El país de pandereta


Esta es una de las frases que más he oído en los últimos días. La gente está harta y carga contra todo lo que se mueve con comentarios despectivos y cuanto más hirientes mejor. Yo no estoy de acuerdo. Ni en contra. Simplemente cada uno se desahoga como mejor le viene. Pero cuando escucho una y otra vez eso de “Este país de pandereta”, sonrío.
La pandereta, al fin y al cabo, es una cosa bien graciosa, ¿no es cierto?
Este año tuve la suerte, o la tristeza, según se mire, de pasar la Navidad fuera de España. Precioso panorama, villancicos por todas partes, luces, colores, adornos, regalos y vino caliente en cuantos mercadillos de adviento tuve ocasión de poner los pies. Lindísimo. Pero a la hora de la verdad… en Nochebuena, la cosa era cuanto menos aburrida. No te digo que la pandereta sea la madre de todas las fiestas, pero… una buena pandereta anima a cantar villancicos a todo el mundo, sí o sí. No había pandereta.
Esto me lleva a pensar en las cosas que hay en España, con y sin crisis, y que uno echa de menos cuando no está. Simplemente porque no las hay en ningún otro sitio del mundo, y si las hay… no son iguales. Las cosas que hacen que cuando uno dice España fuera de España, la gente se te acerca curiosa y se alegre de conocer un español.
Los camareros, por ejemplo. Los españoles son eficientes como pocos, rápidos, seguros, simpáticos (en su mayoría, que también hay cada craco…) y dan un servicio fabuloso. Mira que me cabreo cuando llego a una mesa muerta de sed y tengo que esperar 15 minutos (bar vacío) a que venga alguien a preguntarme qué quiero tomar. Y otros 20 a que me lo traigan. Es desesperante. Que en vez de un refresco me dan ganas de pedirle la ubicación de las cosas y ponérmelas yo. Que te llega la cerveza casi caliente. ¿Y entre plato y plato? Entre plato y plato, fuera de España, te fumas un paquete de tabaco y sigues esperando.
Además, la cerveza. No sólo es buena. Es barata. Es barata en comparación con cualquier otra cosa. La cerveza y el café. Que también es barato y es fantástico. Hasta el malo… está bueno.
Las terrazas. Sí, terrazas hay en muchas partes, pero nada que ver. Ni con los jardines de cerveza, por muy bonitos que suenen… con sus cervezas tibias a casi 4 euros.
El vino. Ciertamente hay buenos vinos en muchos sitios. En muchos países y en muchas regiones. Pero en comparación, así, a ratio gordo… hay muchos más vinos buenos por cada vino malo que en cualquier otro país. Si acaso Francia nos hace competencia, pero fuera de ahí… risa me dan los “buenos vinos”.
El jamón. Vaya donde vaya, siempre me ofrece la gente, con el mayor amor (y que yo lo valoro muchísimo) un jamón seco y normalmente ahumado… (¡ahumando!) que me dicen que es el “jamón serrano de la región”. Claro, si ellos probaran el jamón serrano de verdad, entenderían por qué pongo la cara que pongo. Que una cosa es educación y otra que te toquen el jamón serrano. Vamos, en general, la cultura de la tapa es intocable. E insuperable.
Y todo ello entra en el apartado de fiesta. Porque como la fiesta española, ninguna. Y eso no es un tópico. Es un hecho. En mi caso fehacientemente comprobado y del que puedo hablar con plena potestad y una larga experiencia.
Pero lejos del apartado lúdico-gastronómico… pasa igual. ¿Por qué será que tenemos la mejor música? Es evidente que la buena música es en inglés o en español… cierto que hay muy buenas canciones en francés y en italiano, pero son las menos. Fuera de ahí… ¿hay vida?
El arte. Tenemos un patrimonio artístico de los más ricos del mundo. Cultura no tenemos mucha, para qué nos vamos a engañar y con esa firme propuesta de nuestros gobiernos de uno y otro color, de embrutecernos al máximo, quién sabe con qué aviesas intenciones… menos tendremos en unos pocos años. Menos cultura y menos cerebros que están haciendo deporte y entrenando como nunca, no para participar en ninguna olimpiada sino para abandonar el país a la mayor velocidad posible. Pero arte y patrimonio tenemos para dar, regalar, disfrutar, enseñar y lo que queramos.
Vamos que me pongo a enumerar y me faltan dedos. No lo vemos porque creemos que es algo tan evidente que siempre estará ahí. Y por si acaso, deberíamos valorarlo y disfrutarlo ahora que podemos. Porque nos quitan y nos quitan, pero nosotros siempre inventamos qué hacer después para seguir siendo eso, españoles que se divierten y que hacen de la vida un arte. El arte de ser español.
Por eso, me alegro tanto de que a pesar de ser un país liderado siempre por los más sinvergüenzas vestidos de rojo, verde, azul o con piel de corderito… seguimos siendo un país de pandereta.