¿Qué os parece el tema? Vuelos exclusivamente para adultos.
No, no tiene nada que ver con ningún contenido sexual sino con el hecho de que
los que vuelan sean adultos y no se permitan niños a bordo. Dicho así suena
bastante clasista, pero lo cierto es que tiene su lógica. Y es que es algo que
sólo se puede comprender cuando uno ha pasado 12 horas de vuelo en un asiento
cerca de un bebé que apunta maneras como futuro cantante de ópera. Bebés que lloran descorazonadoramente durante
más horas de las que tú eres capaz de mantenerte despierto. O esos encantadores
infantes públicos, cuyos padres son tan generosos que apuestan por la custodia
compartida. Compartida con todo bicho viviente y no queda claro si esperan que
seas tú quien les regale un pedacito de tu educación a modo de sonora bofetada.
En fin… hay vuelos en los que uno definitivamente tiene mala suerte y a veces,
esos vuelos son largos. Lo que hace que se conviertan en mucho, mucho más
largos y ninguna de las amables atenciones de la azafata te sirven de nada,
cuando lo único que quieres es abrir la puerta, dar un par de palmadas y
gritar: “ale, al recreo” con la esperanza de que los angelitos salten al vacío
para jugar un ratito fuera.
Bueno, entre la mala suerte de que un bebé llore por el
comprensible dolor de oídos que le provoca el cambio de presión y la falta de
interés de algunos padres por educar a sus fieras… hay muchos niños que se
suben a un avión y ni se les oye ni se les siente hasta que el avión aterriza.
Y también puedo dar fé de ello, porque además os aseguro que yo fui una de esas
niñas del segundo tipo. Pobrecita de mí si no, que mi madre en concepto de
educación, era una catedrática honoris causa.
Ahora, el tema es el siguiente: ¿es justo que paguen todos
los niños por unos cuantos? Lo ideal sería, por un lado que los padres tuvieran
a bien educar a sus vástagos como parte del dulce cometido de eso, ser padre; y
por otro que las azafatas contasen con un botiquín suficiente que permitiera
eliminar el dolor de los más pequeñines y así no sólo aliviar su dolencia, sino
suavizar de paso el viaje a los demás pasajeros.
El caso es que algunas compañías como Malaysia Airlines, Air
Asia, Singapore Airlines, Scoot Airlines… en otras, ofrecen opciones de zonas
restringidas para menores de 12 años, bajo el nombre de “zona tranquila”. Y
quizá la idea no sea del todo mala, sino que simplemente esté mal planteada. La
solución es crear un área apartada, insonorizada incluso, y en ella que viajen
los niños maleducados, en compañía de los pasajeros adultos que hablan a
gritos, los que se emborrachan y montan numeritos y todos aquellos cuyo
comportamiento es igual de molesto, aunque tengan más de 12 años. ¿Estáis de
acuerdo?
Uffffffffff, eso sería lo ideal, pero lo veo muy difícil de llevar a cabo: ¿qué se pondría, la azafata en la puerta del avión para preguntarnos si somos buenos, malos o regulares? ¿O tendríamos que llevar cada uno un certificado de buena conducta en los dientes para que nos ubicaran en una u otra parte del avión? Coincido contigo que así mejoraría muuuuuuuuuuuucho la experiencia del vuelo, pero lo veo muy complicado de poner en práctica.
ResponderEliminarRecuerdo mi última experiencia con uno de estos angelitos que mencionas en tu post: en un vuelo de Cerdeña a Madrid (afortunadamente corto) una niña de tres o cuatro años lo único que quería era estar en el pasillo, por lo que BERREABA en los únicos momentos que estuvo sentada en su sitio, es decir, en el despegue y el aterrizaje. Estábamos todos desesperados. Hasta oí murmurar a otro pasajero cerca de mí "no se ahogará...". Después del despegue todos respiramos tranquilos cuando la niña consiguió su propósito de quedarse en el pasillo y se calló, así que llegado el momento del aterrizaje no pude evitar pensar que podrían dejarla en el pasillo aunque no estuviera permitido por las normas de seguridad internacionales. Nuestros oídos sin duda se lo agradeceríamos...
Hombre, yo veo dos alternativas. Una es que cada uno se siente en su sitio original y que haga ruido al rincón pensador. Al cuartito insonorizado con sillas de madera. Y la otra, es que el que la monte pague una multa con la que se financie al forma de resarcir al resto de los pobres pasajeros que sufren. Mi peor vuelo fue Malasia-París... con María Rosa Jordán. De esos vuelos catastróficos que duran como 18 horas...una madre stúpida con dos hijos: un cerdito chillón y una niña normal. La madre gritó, pegó y castigo a la niña que no había ni respirado fuerte durante las 18 horas y el maldito cerdito chillón... no s llevó más que un "calla mi amor". Unas ganas de impartir justicia se respiraban en aquél avión...
EliminarLo dicho. Dos opciones. Y creo que sería una solución muy grande y no sólo para los niños escandalosos!!