
Viena siempre ha sido una ciudad llena de glamur. Cuando uno decide visitar esta ciudad, en un rincón de su cabecita viaja buscando el ambiente bohemio del que hace gala esta ciudad.
No me refiero a Sissi y toda esa falta leyenda rosa con la que carga la pobre, sino a los palacios dorados con cúpula verde, eso sí. A las cafeterías repletas de deliciosos dulces, de cafés calientes y licores con olor a cereza, me refiero a los míticos coches de caballos y al ritmo de vals… venga, seamos sinceros. A todos nos ha pasado ¿no es cierto?
Pues bien, hablemos de una posibilidad de disfrutar, por una noche, de esa sociedad barroca que tanto nos llama la atención. Se trata de los bailes del palacio. Porque en Viena, durante el año, se celebran nada menos que 450 bailes y galas en diferentes palacios y edificios de similar envergadura.
Bailes de todo tipo y para todos los gusto. Y sobre todo, para todos los bolsillos, porque codearse con la jet set de Viena no es fácil y mucho menos barato. Hay que prepararse a conciencia. Para empezar, el atuendo. Nada del traje de Nochevieja de hacer unos años y a tirar... los caballeros han de hacerse con un frac, un smoking, un jaqué o un uniforme que acredite un rango, zapatos brillantes y pajarita incluidos. Las damas, lo tenemos un poquito más fácil. Nos vale cualquier vestido de noche que nos llegue hasta los pies. Elegante, con algún bonito adorno, sin pasarse... aunque bueno, ya se sabe que en estos casos la gente no tiene medida y al final se convierte en un desfile de disfraces, porque no todo el mundo comprende que la elegancia no se compra ni se vende y algunas mujeres más parecen estar pagando una apuesta que luciendo un vestido bonito. Pero bueno, eso ya es problema de cada uno. Unos bonitos guantes de fiesta, de esos que van hasta los codos, un bolso pequeño y una estola o un chal exótico que nos guarnezca del frío. Todo ello con un buen perfume y un recogido simpático en el pelo. Las joyas brillantes, pero no demasiado llamativas y… seremos la sensación de la fiesta.
Luego hay que hacerse con una entrada. Por un precio que va desde los 45 hasta los 250€. Casi nada. Las entradas más caras son las de los salones más interesantes. Es decir, donde ocurren las cosas. En los salones más alejados de la fiesta, reina la tranquilidad, pero uno se lo pierde todo. Luego, allí, hay que acercarse al bar o los bufés, para comer y beber a gusto. Y aquí es importante advertir que el precio no es el de la calle para nada. Es caro. Muy caro, pero está claro que si te quieres beber un champagne en el palacio, codo con codo con alguna duquesa, hay que pagarlo.
Luego hay que tener alguna noción de baile, porque ir a un baile y no bailar es para que te fusilen. Hay una sala para el sempiterno vals y eso jugar en primera división, pero también salas de menor dificultad, como la disco. Suele haber salas de ruleta, en plan casino e incluso hay salas en las que se puede fumar. Es una absoluta gozada.
¿Os podéis imaginar lo que significa entrar con un vestido de gala en un sitio así? Subir por la escalera principal, sobre la alfombra roja, entre las miles de flores que adornan el lugar y formar parte de un baile así… es sentirse, aunque sólo sea por una noche, una absoluta princesa.
Tiene que ser maravilloso poder entrar en un salón de baile así como lo describes con tanto glamur,no sabia yo que en Viena hubiese tantos bailes
ResponderEliminarMarisa
Es maravilloso Marisa, es maravilloso. Tienes que vivirlo.
EliminarJolín!!! Ya me estaba yo imaginando subiendo por la escalera... que bonito! Todo de gala, la música.... lo único que debería dar alguna clase de vals antes de ir....
ResponderEliminarUna pasada Paloma.
Cris
Yo creo que una vez que estás en harina... te pones a bailar y, con suerte te dejas llevar por un caballero que baile como los ángeles (aquí todos) y aprendes en 5 minutos.
EliminarMe haces soñar. Yo quiero ir a Viena y vivir esto en primera persona. Los bailes son sólo en enero y febrero ¿o se puede ir en otro mes? porque a mí me sería más sencillo viajar en Semana Santa o en verano. ¿Sabes si hay bailes en esos meses? Suena tan glamuroso que da envidia. Ya estoy pensano en qué ponerme.
ResponderEliminarPues sí, creo que hay bailes todo el año, pero son privados. A los que puede asistir la gente, los turistas en general, son los de enero y febrero. Empiezan con el baile de Noche Vieja y terminan con el de carnaval. Pero en invierno hay un millón de cosas que hacer en Viena y además puedes hacerlo sin cola!
EliminarLa averdad que hay esperiencias que no se olvidan , esa seguro que es una de ellas , me encanta.
ResponderEliminarIncreíble, Josefa. Súper bonito. Tienes que escaparte un año y vivirlo en persona.
ResponderEliminarEstas son las cosas de las que sólo te enteras cuando alguien que está metido de lleno en Viena nos lo puede contar. para mi eres una experta en esa ciudad maravillosa y en este mundo virtual hace falta eso, que nos vayamos especializando porque es imposible abarcarlo todo.
ResponderEliminarGenial!
A mi me gustaria ir en Semana Santa ya que no pude en fin de año pero dudo ir porque he estado buscando palacions dónde se pueda ir a vivr la experiencia que contabas y no encuentro nada. Puede ser ???
ResponderEliminarGracias por tus comentarios.
Agradecida
Lourdes
Hola Lourdes.
EliminarLa verdad es que la temporada de bailes empieza el 31 de diciembre y termina a finales de febrero. A veces hay algún baile en marzo, pero no es normal. En semana santa nada, claro. No hay baile, pero hay hoteles muy parecidos en los que te vas a sentir como una princesa también. Concretamente hay 3 ó 4 que a mí me parecen mejor que los bailes. Podrías alojarte en uno de ellos y después sacar una entrada para la Opera... en Semana Santa, creo que va a ser lo más parecido. Espero que este comentario te ayude. Un abrazo.